El camino de la política es un camino muy difícil, lo sucedido al alcalde de Bogota Gustavo Petro demuestra a gritos que los actuales entes de control no son manejados con la objetividad e imparcialidad que requieren cargos de esta jerarquía.
La Procuraduria, la Contraloria, la Fiscalia quienes son elegidas por las altas cortes, compuesta por jueces de la república con procederes muy cuestionados; recordamos el sonado caso del juez tolimense a quien hace pocos dias lo salpicara un delicado caso de corrupción y a quien un parlamentario de su departamento le pidiera la renuncia a la corte públicamente y recordando un poco mas allá, la juez que en el caso Colmenares quienb librara del peso de la justicia a los acusados, una juez que aparece en un vídeo canjeando televisores, electrodomésticos por llevar casos judiciales en paloquemao.
Que le podemos pedir a la justicia con esta clase de jueces y que esperar de quienes son elegidos por ellos mismos cuando el presidente de la república presenta una terna para su elección.
Si las cabezas están podridas, los mandos medios peor; hay casos de corrupción muy grandes en las provincias, donde procuradores, fiscales y contralores se hacen los de la vista gorda ante hechos de corrupción realizados descaradamente ante la luz de todo el mundo.
En los años 80 en Colombia habían municipios que estaban sometidos por la guerrilla y paramilitares, donde no existía fuerza publica y si la había era manipulada por los bandidos; hoy es lo mismo los municipios y medianas ciudades están huérfanas de justicia, la diferencia es que hoy no es la guerrilla, ni los paramilitares quienes ordenan; SON LOS CORRUPTOS QUIENES HACEN LO QUE SE LES DE GANA.
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