Tomado de el tiempo.com
Cuando apenas cumplía 12 años y estaba terminando la primaria, Luis Agustín González empezó a abrirse camino en la vida por su propia cuenta. Lo hizo como mensajero en una pequeña emisora de Fusagasugá, en medio de las necesidades que significaban haber nacido en un barrio de estrato 1, en un hogar en el que su mamá cumplía el papel de padre y madre al mismo tiempo y el hijo mayor, como era su caso, debía ayudar a sostener a los menores.
Desde entonces, este hombre ha tenido claro que, como le decía doña María Nayibe González, de 67 años y quien lavando ropas y cocinando en casas de familias levantó a sus siete hijos, “nada en la vida es gratis” y “quien trabaja no está pensando en pendejadas”.
Tal vez es por eso que Luis Agustín, ya con 50 años a cuestas, es un hombre curtido, acostumbrado a librar batallas, no solo con la vida y por la defensa de los derechos humanos –otra de sus pasiones, que en el 2001 le significaron una nominación al Premio Nacional de Paz–, sino con personajes que han tenido mejor fortuna.
Él es el periodista que fue absuelto por la Corte Suprema de Justicia el pasado martes, en un proceso por injuria, y que durante cuatro años y medio debió enfrentar las embestidas jurídicas de la cacica política y empresaria Leonor Serrano. La polémica exgobernadora de Cundinamarca, exsenadora liberal y exalcaldesa de Fusagasugá llegó a declararse “perseguida” y dijo sentirse “extorsionada” por él.
El origen de todo fue el editorial de la edición de diciembre del 2008 en su periódico mensual ‘Cundinamarca Democrática’. En la columna ‘No más’, se atrevió a cuestionar la decisión de la entonces suspendida gobernadora de volver al Congreso.
En desarrollo del proceso, una jueza del municipio lo condenó, en octubre del 2011, a 20 meses de prisión y al pago de 20 salarios mínimos mensuales (unos 10 millones de pesos para la época). Cuatro meses después, en febrero de 2012, el Tribunal Superior de Bogotá ratificó el fallo parcialmente: lo absolvió del delito de calumnia, pero mantuvo el de injuria.
“Lo peor en la lucha es claudicar y demostrar miedo. Mi misión ha sido ser vocero de la comunidad, y lo he logrado”, dice Luis Agustín, al referirse a la decisión de la Corte, pero sobre todo al trabajo investigativo y de denuncia que dice haber realizado desde su periódico, aunque le ha causado presiones, principalmente de políticos.
En un pequeño apartamento en un segundo piso del barrio El Tejar, este hombre planea desde hace 13 años cada nota, cada foto y cada aviso para su periódico, del que es director, fotógrafo, periodista, vendedor y voceador.
Ha publicado crónicas sociales y deportivas, historias de crímenes que han quedado en la impunidad, reflexiones sobre la protección de los derechos humanos y hasta denuncias sobre corrupción que han desencadenado investigaciones y destituciones de funcionarios.
Tal vez el caso más recordado es el que le significó dos destituciones e inhabilidades, por 11 y por 12 años, de la Procuraduría al exalcalde de Fusagasugá Baudilio Páez, en un proceso disciplinario por la venta de vehículos y maquinaria del municipio. Páez fue testigo de la exgobernadora en el caso por injuria y calumnia contra el comunicador.
En su impreso, que en cada edición circula 2.000 números, cada uno por valor de 3.000 pesos, también aparecieron páginas dedicadas a llamar la atención sobre el riesgo de que fuera demolida la Casona Histórica de Fusagasugá, un inmueble considerado de interés cultural. Cuando el juez decidió ordenar la protección, la construcción, que era propiedad de un concejal, ya no existía.
Este hombre solitario y sin hijos comenzó a madurar la idea del periódico cuando trabajaba en Bogotá, a donde había viajado en busca de un mejor futuro y luego de haber dirigido sus propios programas de radio en Gachetá (Cundinamarca) y en Monterrey y en San Luis de Gaceno (Casanare).
Con un sueldo que apenas le alcanzaba para sobrevivir, trabajó en la capital como “ingeniero de sonido” en el Grupo Radial Colombiano, en RCN y en Melodía Stereo, pero luego de dos años decidió regresar a su pueblo, donde hizo realidad el sueño de darle vida a un medio impreso. ‘Cundinamarca Democrática’ circuló por primera vez en el 2001.
Hoy, Luis Agustín ha logrado sacar 81 ediciones “con mucho esfuerzo”, porque “el periódico apenas da para sobrevivir”. “En la provincia, el ejercicio del periodismo se hace más por amor que por motivaciones económicas”, asegura.
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