Enero 6, 2011
Tres niños y un adulto muertos y otros 5 menores y un adulto heridos, dejan hasta ahora las balas perdidas en el país, según un reporte consolidado entregado por las autoridades.
A la muerte en Soacha, Cundinamarca, del niño Esteban Giraldo de 7 años, se suma la muerte de dos más en el departamento de Bolívar , uno en la ciudad de Cartagena de cinco años, de nombre Andrés Felipe Castellón, de 5 años, y otro en el municipio de Maríalabaja, identificado como Jesús David Fuentes, de 6.
En Manizales murió una joven de 23 años por la misma causa.
Mientras tanto, en el mismo departamento de Bolívar, en la zona de los Montes de María, otro niño fue herido en una pierna, cuando unos sicarios atacaron a bala a su padre, quien murió.
En Bogotá se conocieron dos nuevos casos de balas pérdidas.
En el primero, en Ciudad Kennedy, la víctima fue una niña de 8 años, pero por fortuna el tiro no le penetró el cuerpo, aunque le quemó el pecho.
En el otro suceso, registrado en el barrio Restrepo, a una señora de 52 años, el tiro le ingreso por el hombro izquierdo y se le alojó cerca al pulmón, pero está fuera de peligro.
Mientras tanto, 3 niños más siguen recluidos en hospitales de Barranquilla, Medellín y Cali, recuperándose de la herida causada por balas perdidas.
EN BOGOTA
La víctima de una bala perdida en Bogotá, identificada como Gladis Quintana, quien indicó que el 31 de diciembre llegó con su esposo e hijos, al parqueadero del conjunto residencial “Urán”, ubicado en el barrio Restrepo, a visitar a unos familiares, cuando sintió un quemón en el hombro izquierdo.
En principio creó que le había caído un artefacto pirotécnico, pero al revisarse el brazo observó una herida profunda y su esposo decidió llevarla inmediatamente a la Clínica San Rafael donde confirmaron que efectivamente se trataba de una bala que le atravesó el brazo y se le incrustó cerca al pulmón.
Indicó que los médicos se abstuvieron de extraerle el proyectil debido a que podría causarle graves daños y deberá vivir con la bala en su organismo, sin que se conozcan las consecuencias que este hecho le pueda acarrear hacia el futuro.
Tres niños y un adulto muertos y otros 5 menores y un adulto heridos, dejan hasta ahora las balas perdidas en el país, según un reporte consolidado entregado por las autoridades.
A la muerte en Soacha, Cundinamarca, del niño Esteban Giraldo de 7 años, se suma la muerte de dos más en el departamento de Bolívar , uno en la ciudad de Cartagena de cinco años, de nombre Andrés Felipe Castellón, de 5 años, y otro en el municipio de Maríalabaja, identificado como Jesús David Fuentes, de 6.
En Manizales murió una joven de 23 años por la misma causa.
Mientras tanto, en el mismo departamento de Bolívar, en la zona de los Montes de María, otro niño fue herido en una pierna, cuando unos sicarios atacaron a bala a su padre, quien murió.
En Bogotá se conocieron dos nuevos casos de balas pérdidas.
En el primero, en Ciudad Kennedy, la víctima fue una niña de 8 años, pero por fortuna el tiro no le penetró el cuerpo, aunque le quemó el pecho.
En el otro suceso, registrado en el barrio Restrepo, a una señora de 52 años, el tiro le ingreso por el hombro izquierdo y se le alojó cerca al pulmón, pero está fuera de peligro.
Mientras tanto, 3 niños más siguen recluidos en hospitales de Barranquilla, Medellín y Cali, recuperándose de la herida causada por balas perdidas.
EN BOGOTA
La víctima de una bala perdida en Bogotá, identificada como Gladis Quintana, quien indicó que el 31 de diciembre llegó con su esposo e hijos, al parqueadero del conjunto residencial “Urán”, ubicado en el barrio Restrepo, a visitar a unos familiares, cuando sintió un quemón en el hombro izquierdo.
En principio creó que le había caído un artefacto pirotécnico, pero al revisarse el brazo observó una herida profunda y su esposo decidió llevarla inmediatamente a la Clínica San Rafael donde confirmaron que efectivamente se trataba de una bala que le atravesó el brazo y se le incrustó cerca al pulmón.
Indicó que los médicos se abstuvieron de extraerle el proyectil debido a que podría causarle graves daños y deberá vivir con la bala en su organismo, sin que se conozcan las consecuencias que este hecho le pueda acarrear hacia el futuro.
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