De esta manera, se abre el debate sobre si el incremento del salario mínimo para este año, de 3,4 por ciento, contradice la orden de la Corte Constitucional (sentencia C-815 de 1999).
El salario de los trabajadores que ganan el mínimo sí perdió poder de compra, pues mientras la inflación para toda la población fue de 3,17 por ciento, las alzas para ingresos bajos (donde están quienes ganan el mínimo) fueron de 3,58 por ciento, según el Dane.
El golpe de las alzas sentido por los hogares de ingresos bajos fue más fuerte que en ingresos medios, que sintieron una inflación de 3,2 por ciento, y que en ingresos altos, con alzas de 2,1 por ciento.
Ricardo Bonilla, experto del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional, cree que “desafortunadamente” el aumento del 3,4 por ciento no es contrario a la sentencia de la Corte, porque la interpretación que se le ha dado a la norma es que el salario mínimo se debe incrementar según el IPC general, sin desagregarse por rangos de ingreso.
Posibilidad de cambio
Sin embargo, el ex magistrado de la Corte Constitucional, Alfredo Beltrán, dice que la sentencia de la Corte no usa la expresión “promedio” para el ajuste, por lo que se abre el espacio para que se cambie el alza decretada.
Beltrán considera que se debería replantear el salario fijado por el Ejecutivo, ya que el aumento del 3,4 por ciento resultaría contrario a la jurisprudencia de la Corte Constitucional.
“Esto quiere decir que con los datos estadísticos de la inflación, el trabajador de bajos ingresos saldría perdiendo poder adquisitivo”, señaló el constitucionalista.
Enero pinta peor para las alzas
Ricardo Bonilla, experto del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional, cree que con base en la decisión de la Corte Constitucional no hay alternativa para un cambio en el decreto que fijó el salario mínimo, pues la posibilidad de aumentarlo con base en el costo de vida para las personas de bajos ingresos bajos no ha pasado de ser un tema de debate.
El investigador advierte que en diciembre el mayor impacto lo sintieron las personas de estratos bajos, ya que los precios de los alimentos fueron los que más se incrementaron para este segmento (en el año fueron los segundos en las alzas). Para quienes ganan el mínimo la comida representa entre el 30 y el 45 por ciento de su consumo total. Es decir, es lo que más pesa en su canasta.
A esto se suman la escalada de alzas que se espera para enero, pues además de los reajustes de comienzo de año en transporte, peajes y multas, entre otros, los alimentos se van a resentir de forma fuerte en enero, ya que el año pasado no se alcanzaba a percibir el desabastecimiento, como en efecto ya está ocurriendo en algunas ciudades
El salario de los trabajadores que ganan el mínimo sí perdió poder de compra, pues mientras la inflación para toda la población fue de 3,17 por ciento, las alzas para ingresos bajos (donde están quienes ganan el mínimo) fueron de 3,58 por ciento, según el Dane.
El golpe de las alzas sentido por los hogares de ingresos bajos fue más fuerte que en ingresos medios, que sintieron una inflación de 3,2 por ciento, y que en ingresos altos, con alzas de 2,1 por ciento.
Ricardo Bonilla, experto del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional, cree que “desafortunadamente” el aumento del 3,4 por ciento no es contrario a la sentencia de la Corte, porque la interpretación que se le ha dado a la norma es que el salario mínimo se debe incrementar según el IPC general, sin desagregarse por rangos de ingreso.
Posibilidad de cambio
Sin embargo, el ex magistrado de la Corte Constitucional, Alfredo Beltrán, dice que la sentencia de la Corte no usa la expresión “promedio” para el ajuste, por lo que se abre el espacio para que se cambie el alza decretada.
Beltrán considera que se debería replantear el salario fijado por el Ejecutivo, ya que el aumento del 3,4 por ciento resultaría contrario a la jurisprudencia de la Corte Constitucional.
“Esto quiere decir que con los datos estadísticos de la inflación, el trabajador de bajos ingresos saldría perdiendo poder adquisitivo”, señaló el constitucionalista.
Enero pinta peor para las alzas
Ricardo Bonilla, experto del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional, cree que con base en la decisión de la Corte Constitucional no hay alternativa para un cambio en el decreto que fijó el salario mínimo, pues la posibilidad de aumentarlo con base en el costo de vida para las personas de bajos ingresos bajos no ha pasado de ser un tema de debate.
El investigador advierte que en diciembre el mayor impacto lo sintieron las personas de estratos bajos, ya que los precios de los alimentos fueron los que más se incrementaron para este segmento (en el año fueron los segundos en las alzas). Para quienes ganan el mínimo la comida representa entre el 30 y el 45 por ciento de su consumo total. Es decir, es lo que más pesa en su canasta.
A esto se suman la escalada de alzas que se espera para enero, pues además de los reajustes de comienzo de año en transporte, peajes y multas, entre otros, los alimentos se van a resentir de forma fuerte en enero, ya que el año pasado no se alcanzaba a percibir el desabastecimiento, como en efecto ya está ocurriendo en algunas ciudades
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