Los raizales de San Andrés trabajan en el diseño de un nuevo estatus político que les permita tener un Gobierno autónomo y asociado a Colombia, dijo el promotor de esta iniciativa, Raymond Howard Britton.
Este impulso independentista, "que no es nuevo", quedó potenciado por el fallo por el que el pasado 19 de noviembre la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya estableció nuevas fronteras entre Colombia y Nicaragua sobre las aguas que rodean el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
"Lo que pasó en La Haya lo miramos como la última gota que rebasa del vaso porque Colombia a través de esos cien años ha regalado prácticamente el territorio ancestral con el que nos adherimos a la Gran Colombia (en 1822) mediante tratados", señaló Howard.
Y es que con la sentencia, la Corte ratificó la soberanía colombiana sobre las tres islas mayores y siete cayos cercanos, pero también le concedió a Nicaragua entre 70.000 y 90.000 kilómetros cuadrados de mar que rodean el archipiélago con un gran valor biodiverso, pesquero y petrolero, y que tradicionalmente ha sido de los sanandresanos.
"El raizal se siente más sanandresano que colombiano. Y antes del fallo eso era así en 80 por ciento, pero después ha subido al 99 por ciento", agregó el líder nativo.
Howard es presidente del Movimiento por la Autodeterminación Étnica del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (AMEN, por su sigla en inglés) y pastor de la primera Iglesia bautista de la zona, donde se concentra el sentimiento de autodeterminación de los raizales.
Esta comunidad trabaja ahora con más ahínco en una nueva propuesta para un nuevo estatus, que ya le ha sido entregada tanto al vicepresidente Angelino Garzón, como al presidente, Juan Manuel Santos.
Este sentimiento independentista en la isla, como recordó Howard, data de 1912, cuando se promulgó una ley en Colombia que pagaba el traslado de continentales a la isla para poblarla, lo que la comunidad raizal ha identificado como "la debacle" de su cultura y lo que les llevó a ser invisibles ante los ojos del mundo.
Tanto es así que la proporción entre raizales puros y "pañas", como se refieren a los mestizos continentales, es del 30 frente al 70 por ciento, y el idioma creole de los nativos, con raíces africanas, y el inglés que les dejaron los piratas del siglo XVI quedó sustituido por un español que hablan a duras penas.
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