Las pequeñas fisuras que hace tres meses aparecieron en los terrenos de las veredas El Carare y Sabaneta, en Guadalupe (Santander), se convirtieron en extensas y profundas grietas que han destruido cerca de 230 hectáreas y produjeron un extraño hundimiento vertical de más de 150 metros.
De los cultivos de yuca, plátano y café; de pastizales y la ganadería que había hasta la semana pasada, solo queda un gran precipicio.
Según Óscar Hernando Sierra, alcalde de Guadalupe, las hectáreas destruidas comprenden 3 kilómetros hasta el vecino río Suárez, y 1.000 metros de la zona presentan agrietamientos que han afectado fincas y viviendas.
De acuerdo con la visita técnica de funcionarios de la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS), el fenómeno de remoción en masa probablemente se presentó "por el corrimiento de aguas subterráneas de las quebradas La Colorada y Las Pavas, que generó taponamientos y erosiones tipo caverna".
Luis Emilio Atuesta, funcionario de la CAS, agregó que el fenómeno fracturó la capa rocosa que cruza el área de hundimiento, por la acción de las fuerzas de desestabilización.
Ante la gravedad de la situación, las autoridades locales contemplan la posibilidad de reubicar a 150 personas de 20 familias que habitan los terrenos donde se han desplazado cerca de 14.000 metros cúbicos de tierra. Tres familias ya fueron evacuadas.
La CAS realiza un monitoreo permanente, pues el desplazamiento de las capas podría obstruir el cauce del río Suárez y de una quebrada cercana, situación que ocasionaría una avalancha.
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