El que ha sido llamado la cloaca del mundo, es el invitado del Centro para el Desarrollo Regional de Naciones Unidas y la Fundación Milenium al Primer Foro denominado ‘El Río Habla’. El evento, que se llevará a cabo en el Club La Hacienda de Cajicá, el 17 y 18 de julio, busca identificar el mejor tratamiento para las 'patologías' que actualmente sufre el río, y darle la palabra a las asociaciones ciudadanas dolientes del río, construir acuerdo sobre la Estructura Ecológica Principal de Cundinamarca, de la que el Río Bogotá es eje articulador de comunidades y ecosistemas, y lograr el compromiso del Estado frente al tema.
BOGOTÁ 7 de julio de 2012. Convencidos de que el Río Bogotá es la columna vertebral que sustenta como ´cuenca de vida´ los territorios del Departamento de Cundinamarca y que por lo tanto demanda la atención urgente de los responsables políticos y administrativos ya que su futuro se encuentra hoy seriamente comprometido, el Centro para el Desarrollo Regional de Naciones Unidas y la Fundación Milenium llevarán a cabo, este 17 y 18 de julio, un singular Foro sobre este tema.
Se trata de ‘El Río Habla’, un espacio de diálogo y concertación, en el que a través de exposiciones de expertos nacionales e internacionales el afluente les hablará a los colombianos, cundinamarqueses y bogotanos para pedirles ‘una cura definitiva’ ya que sigue enfermo a pesar de haber sido diagnosticado innumerables veces.
También es un espacio diseñado para que puedan hablar los ‘dolientes’ del río, aquellas comunidades que se identifican con el río, pero que también lo sufren, y a quienes pocas veces se les da la palabra.
“La cuenca, como eje articulador del territorio, debe ser la base de desarrollo de la región, haciendo una buena gestión de sus recursos hídricos, y de su potencial para mejorar la calidad de vida de las personas por la riqueza que éste puede generar, no solo económica, sino en su salud, y bienestar general” dice Claudia Hoshino, Coordinadora del Centro para el Desarrollo Regional de Naciones Unidas (UNCRD). Se puede afirmar sin duda que el Río Bogotá reclama que se respete su territorio y la calidad de sus aguas.
También manifiesta que: “Existe una situación de “desordenamiento” físico, y también institucional, que es compleja. Aunque diagnosticada innumerables veces, aun no se ve una solución real y eficaz, ni las condiciones necesarias para que exista un verdadero entendimiento entre todos aquellos que actúan sobre el territorio, incluyendo un actor clave: el Rio.”
“Se requiere una visión compartida del futuro del territorio común, y con base en ésta coordinen sus acciones en una estrategia coherente y definitiva. Por esta razón UNCRD, junto con la Fundación Milenium, hemos decidido organizar este espacio de diálogo y construcción conjunta de acuerdos sobre acciones sostenibles”.
Y agregó: “Es por lo tanto hora de que el Río hable, de que hablen los ciudadanos, y de que ambos sean escuchados por quiénes deben tener la capacidad, el compromiso y el deber de actuar en consecuencia”.
Hoy, recién iniciado el periodo de Gobierno departamental, distrital y municipal, es posible pensar que los responsables adoptarán los necesarios instrumentos de planificación del ordenamiento del territorio del Río, y que conjuntamente contribuyan a aportar soluciones reales a problemas reales. “En UNCRD creemos que esto es posible en este momento.”
Según la funcionaria, muchas son las reuniones que se han hecho para hablar del río Bogotá, pero en ninguna se escucha realmente al río.
Asegura que el Río Bogotá, su territorio, su ecosistema (incluyendo sus aguas) y sus comunidades, son patrimonio común de la ciudadanía, que hoy en día vive en permanente conflicto de convivencia con él por la falta de previsión en su planificación. El agua, un tema fundamental a tratar, debe ser entendida como un derecho ciudadano necesario para garantizar la seguridad humana y la calidad de vida. La gestión del ciclo del agua, desde el abastecimiento hasta su vertido a la cuenca, será también motivo de acuerdo entre los territorios involucrados.
“Los ciudadanos que habitan hoy el territorio, y las futuras generaciones tienen derecho a recibir ese patrimonio en unas condiciones que ofrezcan seguridad humana. De no ser así, tendrán también todo el derecho a exigir responsabilidades a los encargados de garantizar su integridad”.
Por eso, en esta oportunidad se ha invitado a expertos como el español Pedro Ortiz, Carmen Fernández de Castro, al igual que Gustavo Wilches, Luis Guillermo Baptiste, Nelly Villamizar, Alfredo Manrique, entre otros. Por supuesto, al evento han sido invitados el gobernador de Cundinamarca, Álvaro Cruz y el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro.
También está invitada la comunidad que ‘sufre el río’ y vive de él, representada en líderes comunales, alcaldes, comunidad educativa y sociedad civil en general.
Los objetivos son específicos y están contenidos en un documento de siete puntos:
1) Construir acuerdo sobre la Estructura Ecológica Principal (EEP) departamental, adoptando la que mejor recoja la realidad del ecosistema. Reflexión sobre los diferentes estudios realizados hasta la fecha por diferentes organismos e instituciones. Analizar la EEP como elemento articulador estratégico del territorio, desde el punto de vista de su planificación y de su gestión.
2) Reconocer las `patologías' del Río Bogotá en estos momentos, sus causas y sus síntomas, 'escuchando al Río Bogotá'. Comprender cómo funciona, y lo que supone para sus territorios, e identificar cual es el mejor tratamiento posible para estas 'patologías'. Para ello tienen que hablar los territorios por los que discurre, saber qué está pensando hacer cada responsable de gobierno, en su nivel competencial, para 'sanarlo'. Y conocer también cuales son las estrategias y los proyectos que cada territorio ha pensado para actuar 'con' el río, no 'contra' el río o 'de espaldas' a él.
3) Constatar el acuerdo de planificación y de prestación de servicios públicos entre las administraciones públicas y sus empresas vinculadas, así como con la CAR, como máximos responsables de que el Río Bogotá mantenga las condiciones de su ecosistema en perfectas condiciones, de la calidad de sus aguas, de la integridad de sus orillas y de garantizar un abastecimiento de agua a todos los ciudadanos, en la debida cantidad y calidad, con un precio razonable. El agua es un derecho esencial de la población que debe ser satisfecho, al igual que lo es el saneamiento de las aguas residuales, su depuración y vertido de nuevo a las cuencas de los ríos en las debidas condiciones de calidad y de salubridad.
4) Visualizar las oportunidades que ofrece el Río a su paso por Cundinamarca, y más en concreto por el ámbito de su cuenca. Buscar entendimiento compartido de cómo el río articula el territorio, cual es su papel como elemento estratégico para el desarrollo integral sostenible social y competitivo. La cuenca del río debe ser el escenario de un nuevo modelo territorial de desarrollo sostenible inteligente, con visión de futuro y respetuoso para con las siguientes generaciones.
5) Darle la palabra a las asociaciones ciudadanas que sufren el río, los 'dolientes' del río, que tengan la oportunidad los representantes ciudadanos de expresarse libremente ante los responsables políticos y administrativos de la situación del río.
6) Generar un escenario de encuentro, diálogo y concertación respecto al tratamiento que debe darse al río de forma coordinada entre todos los actores participantes y donde poder acordar proyectos conjuntos de alcance regional, dada la actual coyuntura política de divergencia de criterios y modelos territoriales entre los máximos responsables de Gobierno, en el escenario que han propuesto la LOOT y el nuevo Sistema General de Regalías.
7) Firmar el Manifiesto ‘El Río Habla’, como referente del espíritu de concertación y de compromiso que asumen los firmantes, cuyos principios básicos deberán presidir a partir de este momento las acciones que tomen respecto al tratamiento del Río Bogotá y a la prestación de los servicios de abastecimiento de agua, saneamiento y depuración.
Cruel historia ‘pasada por agua’
Cada día que pasa, al río Bogotá no sólo se le merma el caudal, sino que literalmente, se le merma la vida.
Hoy es posible afirmar que el río Bogotá está enfermo, sufre agresiones, acoso, invasión y desatención, y se defiende ante eso con toda su fortaleza, sacudiéndose, como si quisiera mostrarnos hasta dónde es capaz de llegar por reconquistar su espacio y sanarse. El río es poderoso, y lo demuestra siempre que puede, llevándose por delante no solo la obra del hombre, sino al hombre mismo.
Pese a la putrefacción que se apodera de su cauce a lo largo de sus 380 kilómetros, la cual empieza a pocos metros de su nacimiento en el páramo de Guacheneque, en Villapinzón, luego de recibir, no sólo las descargas de mercurio y cromo de los cientos de curtiembres que hay en la zona, sino también de soportar las 160 mil toneladas anuales de carga orgánica, al río aún le queda un respiro, una esperanza y por eso el próximo 18 y 19 de julio se tomará la palabra.
Así es, bajo el lema ‘El Río Habla’, Naciones Unidas y la Fundación Millenium se proponen darle la palabra al cauce, a través de expertos nacionales e internacionales, pero sobre todo, a través de las propias autoridades.
Y es precisamente responsabilidad de ellas convertir al río en el escenario de un nuevo modelo territorial de desarrollo sostenible inteligente, con visión de futuro y respetuoso para con las siguientes generaciones.
Para ello, se debe asumir definitivamente el tratamiento más adecuado para el río Bogotá, dada la situación crítica en la que se encuentra. Es necesario que las nuevas administraciones asuman sus competencias y demuestren su responsabilidad de gobierno.
42 municipios y Bogotá D.C., más de 9 millones de personas conforman la cuenca del río Bogotá y es precisamente este grupo el que, con ayuda de sus propias autoridades, debe identificar cuál es el mejor tratamiento posible para las 'patologías' que actualmente sufre el río.
Para que ello sea posible, tienen que hablar los territorios por los que discurre su cauce y para saber qué está pensando hacer cada responsable de Gobierno, en su nivel competencial para 'sanarlo'.
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