domingo, 29 de julio de 2012

TRAGICO RELATO DE MUJER QUE PERDONO A GUERRILEROS, VICTIMARIOS DE SU ESPOSO, EN PULI - CUNDINAMARCA.



Todo se remonta a 1999. En esa época el Bloque Oriental de las Farc, al que pertenecía el frente 42, era el amo y señor del occidente de Cundinamarca. En Pulí, un pequeño municipio de esta región, Monica y su esposo cuidaban la finca de un hacendado de la zona al que las Farc asesinaron el 28 de mayo de 1999. Dinamitaron su casa porque, decían, era informante del Gobierno. Después, la pareja siguió al cuidado de la propiedad y fue testigo de cómo la guerrilla la convertía en su lugar de recreo. A inicios de septiembre de ese año, el Ejército llegó a la finca y se escondió en ella. Iban a emboscar a los guerrilleros. Monica y Eudoro no lo sabían.
Ese día la pareja bajó al pueblo. Allí vieron a alias Antonio Campesino, el hombre que comandaba a la guerrilla en el municipio. Hicieron unas compras y regresaron a la finca, donde se encontraron con el Ejército. Les preguntaron si habían visto a algún subversivo y ellos respondieron que no. En esa época, dice Monica, era mejor no involucrarse. Entonces Antonio Campesino llegó a la finca y los uniformados empezaron a dispararle. El guerrillero sobrevivió al intercambio de disparos. Apenas lo hirieron en el cuello. Terminado el combate, el Ejército se fue; Monica y Eudoro se quedaron. No podían hacer otra cosa.
Antonio Campesino estaba iracundo por lo sucedido y acusó a Eudoro de ser la persona que había traído al Ejército a Pulí. Entonces ordenó su muerte. “Los ‘sapos’ eran reconocidos como enemigos de la organización y, por ello, se ordenaba que fueran asesinados”, aseveró Arcesio con respecto a la orden de su subordinado que, de acuerdo con las autoridades, sigue libre. Entonces los guerrilleros llegaron ese día a la casa de Cuervo y le dispararon. También iban a asesinar a su esposa y a su hija. Se desconoce por qué no lo hicieron. Monica, que no se encontraba en la casa, llegó cuando supo lo que había sucedido.
“El rostro de Eudoro estaba completamente desfigurado”, recordó. Así concluyó su Día del Amor y la Amistad. Después del crimen, la familia se trasladó a Bogotá. Monica no sabía leer y, a pesar de ello, se las ingenió para sobrevivir. Cuando quiso regresar a Pulí, la amenazaron. La situación allí sólo empeoraba. En 2004 las Autodefensas Unidas de Colombia ingresaron a la región. Paramilitares y guerrilla se disputaban el territorio a bala mientras Monica hacía hasta lo imposible para sacar adelante a su hija. “Ella es muy juiciosa. Una buena niña que aprendió a vivir sin su padre. Sabe lo que le pasó y sabe que sufro por eso. Una vez me dijo: ‘Mamá, libérese de eso’, y por eso perdoné”.
EL PERDON
En una audiencia publica  Monica fue citada en  Bogota a rendir descargos por la muerte de su esposo donde se encontraria con los victimarios, algo muy dificil para ella: entró a la sala y vio a Arcesio y a otros miembros del frente 42 sentados y con la mirada en ella. Luego vio que el exsubversivo se ponía de pie y se le acercaba. Lo escuchó decirle que se responsabilizaba por la muerte de su esposo y le pedía perdón. “Si su arrepentimiento es sincero, lo perdono. Y espero que Dios también lo haga”, le respondió Monica y estrechó su mano. En ese momento sintió que se quitaba de encima la carga que había llevado durante 13 años, la que no la dejaba dormir, que le arruinaba las fechas especiales y las reuniones familiares. “Ahora siento que puedo dejar atrás todo esto, que empieza una nueva vida para mí”.


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