El ahora intendente jefe le contó a un periodico nacional , en la primera entrevista que da a un medio colombiano, momentos hasta ahora desconocidos de peligro y rutina en su cautiverio.
En las cárceles de alambre de púas en las que estuvo nueve años secuestrado en la selva, Pinchao soñaba que cuando regresara a la libertad llegaría de incógnito a su casa en el sur de Bogotá, abrazaría a sus padres, conocería a su hijo Alejandro y se iría en una bicicleta, solo, por la ciclorruta.
Quería pedalear sin descanso y sin rumbo por Bogotá y luego conocer por fin el TransMilenio, del que había escuchado por radio.
Pero fue solo un sueño. Tras fugarse de las Farc y huir por la selva 17 días, Pinchao ha estado en tratamiento médico en la clínica de la Policía; en entrevistas con organismos de inteligencia; entregando versiones en la Fiscalía; en reuniones con el Presidente y ha dado dos ruedas de prensa y una entrevista para la oficina de prensa de Palacio. Y no ha podido estar a solas con su familia y su hijo. Solo pudo estar una hora en su casa y vive 24 horas del día con cuatro escoltas.
El domingo, Pinchao recibió a EL TIEMPO en la sede de la Policía. Llegó con sus escoltas, se excusó y dijo que no es cierto que no quiera dar entrevistas, que no está cobrando por ello y que todavía está enfermo. Vestía una chaqueta deportiva y tenis. Tiene el corte de cabello a ras, como recién reclutado.
En las cárceles de alambre de púas en las que estuvo nueve años secuestrado en la selva, Pinchao soñaba que cuando regresara a la libertad llegaría de incógnito a su casa en el sur de Bogotá, abrazaría a sus padres, conocería a su hijo Alejandro y se iría en una bicicleta, solo, por la ciclorruta.
Quería pedalear sin descanso y sin rumbo por Bogotá y luego conocer por fin el TransMilenio, del que había escuchado por radio.
Pero fue solo un sueño. Tras fugarse de las Farc y huir por la selva 17 días, Pinchao ha estado en tratamiento médico en la clínica de la Policía; en entrevistas con organismos de inteligencia; entregando versiones en la Fiscalía; en reuniones con el Presidente y ha dado dos ruedas de prensa y una entrevista para la oficina de prensa de Palacio. Y no ha podido estar a solas con su familia y su hijo. Solo pudo estar una hora en su casa y vive 24 horas del día con cuatro escoltas.
El domingo, Pinchao recibió a EL TIEMPO en la sede de la Policía. Llegó con sus escoltas, se excusó y dijo que no es cierto que no quiera dar entrevistas, que no está cobrando por ello y que todavía está enfermo. Vestía una chaqueta deportiva y tenis. Tiene el corte de cabello a ras, como recién reclutado.
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