martes, 27 de marzo de 2012

VISITA PAPAL A CUBA; Recibió Raúl al Papa Benedicto XVI




En nombre de todos los cubanos, miles de santiagueros colmaron las calles para tributar una cálida y respetuosa acogida al Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Asistieron a la Santa Misa unas 250 mil personas


 SANTIAGO DE CUBA.— El Presidente Raúl Castro recibió al Papa Benedicto XVI a su arribo a esta ciudad, lugar por donde el Sumo Pontífice inició la visita pastoral a nuestro país, en respuesta a una invitación del Gobierno cubano y la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, y con motivo del aniversario 400 del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre en estas tierras.

Al pie de la escalerilla del avión en que viajó desde México, Su Santidad, también Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, y el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, intercambiaron los primeros saludos. Al instante, cuatro niños le dieron la bienvenida y le hicieron entrega de un ramo de flores blancas y amarillas, colores predominantes en la bandera del Vaticano.

En la ceremonia oficial de bienvenida, efectuada en la losa del propio aeropuerto internacional Antonio Maceo, la Guardia de Honor integrada por una unidad de ceremonias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, rindió al Sumo Pontífice los honores correspondientes a su condición de Jefe de Estado, y simultáneamente con los himnos nacionales del Vaticano y Cuba, fueron disparadas 21 salvas de artillería.

Al transmitir a Su Santidad la más calurosa bienvenida en nombre de la nación, Raúl señaló que Cuba lo recibe con afecto y respeto, y se siente honrada con su presencia. Encontrará aquí a un pueblo solidario e instruido, que se ha propuesto alcanzar toda la justicia y ha hecho grandes sacrificios, expresó.

Al agradecer la acogida, el Papa saludó con todo el afecto de su corazón a los fieles de la Iglesia Católica en Cuba, a los queridos habitantes de esta Isla y a todos los cubanos, allá donde se encuentren, dijo. "Los tengo siempre muy presentes en mi corazón y en mi oración, y más aún en los días en que se acercaba el momento tan deseado de visitarles".

Su Santidad transmitió su complacencia por unirse a la alegría existente con motivo de la celebración del aniversario 400 del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. "Su entrañable figura ha estado desde el principio muy presente tanto en la vida personal de los cubanos como en los grandes acontecimientos del país, de modo muy particular durante su independencia, siendo venerada por todos como verdadera madre del pueblo cubano".

Los difíciles momentos económicos que viven hoy muchas partes del mundo fueron también referidos en su intervención, que concluyó destacando los esfuerzos de Cuba por renovar y ensanchar sus horizontes, y con el ruego de que se conceda a todos un futuro lleno de esperanza, solidaridad y concordia.

Después de recibir junto a Raúl el saludo de las autoridades eclesiásticas y del Estado y Gobierno cubanos, Benedicto XVI abordó el vehículo papal para recibir a lo largo de un trayecto de 7,6 kilómetros, hasta la sede del Arzobispado de Santiago de Cuba, el caluroso saludo del pueblo que desde horas tempranas cubrió las calles.

Apenas a tres horas y media de su arribo a esta hospitalaria ciudad, donde fuera recibido por el Presidente Raúl Castro, y de la multitudinaria acogida que le tributaran miles de santiagueros en tan calurosa tarde, su Santidad llegó a la plaza donde fue aclamado entusiastamente por más de 250 mil personas.

Desde el altar creado para la ocasión, que momentos antes había recibido la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, dijo el Sumo Pontífice: "Esta Santa Misa, que tengo la alegría de presidir por primera vez en mi visita a este país, se inserta en el contexto del Año Jubilar Mariano, convocado para honrar y venerar a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, en el cuatrocientos aniversario del hallazgo y presencia de su venerada imagen en estas tierras benditas".

El final de la eucaristía constituyó un momento singularmente emotivo, al entregar a la imagen de la Virgen de la Caridad la Rosa de Oro creada por el Papa León IX, en 1049, para distinguir a personalidades católicas, instituciones y símbolos de esta religión, y seguidamente la invitación a subir al altar al Presidente Raúl Castro, quien agradeció tan simbólico gesto.

A inicios de la misa, monseñor Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba, transmitió las palabras de acogida a su Santidad, significando el esfuerzo realizado por técnicos, obreros y artistas, autoridades, arquidiócesis, iglesias y todo el pueblo, que trabajaron incansablemente para recibirlo con alegría en esta acogedora ciudad.

Somos un pueblo mestizo, de culturas y orígenes diversos, que se mezcló racial, social y culturalmente en esta isla hermosa, acogedora, bendecida por Dios y difícil de olvidar, de tal manera que hoy, dondequiera que estemos, llevamos con orgullo el nombre de "cubano", y recelamos de toda injerencia foránea en nuestros asuntos, proclamó el también Presidente de la Conferencia de Obispos Episcopal de Cuba.

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