Tatiana Castro Abuchaibe fue coronada Señorita Colombia en 1994 y, aunque lo tuvo todo para triunfar como modelo y empresaria, decidió darle un giro a su vida.
Vivir del espectáculo era la vía más predecible y fácil. Pero no quiso. Conoció a Dios, aprendió de él, dejó el "mundo" y conformó, junto a su esposo, su propio rebaño.
La reina camina despacio por el púlpito de su propia iglesia en el norte de Bogotá. Llega al atril donde reposa una Biblia abierta en Efesios 6.6., toma el micrófono con su mano derecha y saluda a los presentes (unas 400 personas) invitándolos a dar un aplauso de bienvenida a Jesús.
Y empieza a predicar. Lee las primeras palabras de las Sagradas Escrituras, en la página desplegada previamente.
"No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo", repasa el texto Tatiana Castro Abuchaibe, al pie de la letra y con voz suave.
Aclara que la lectura tiene que ver con el compromiso infalible que deben conservar las personas que, como ella, pertenecieron al mundo y que hoy transitan por los caminos de Dios.
"Ya no estamos en el mundo para agradar a los amigos, a la familia, a los compañeros de trabajo. Tenemos que agradarle a Dios renovándonos día a día", dice esta bogotana de 35 años, ahora con un tono de voz más agudo y exaltado.
De las pasarelas a los púlpitos
Tatiana Castro fue coronada reina de Colombia por el Cesar, en 1994, cuando convenció al jurado con sus 1,82 metros de estatura y espigada figura, y con una respuesta que hizo historia: contestó que, en medio de un incendio, preferiría rescatar a un perro y no a una obra de arte famosa.Incursionó con éxito en el modelaje dentro y fuera del país; en México tuvo su propio programa de televisión, y en Bogotá se abrió paso como empresaria al montar tres centros de estética.
Su vida estaba prácticamente resuelta. El diseñador Alfredo Barraza -amigo personal de Tatiana- cree que si ella se lo hubiera propuesto sería hoy una modelo de talla mundial, sobre todo por su porte. "Su principal cualidad es la inteligencia. Ella tuvo un momento de luz y halló en la fe su destino", apunta Barraza.
Despertar social y religioso
Con su esposo, el empresario y también pastor Miguel Ángel Castellanos edificó su propia iglesia. La bautizaron El Redil.Como reina de belleza conoció el drama y la miseria humana en los desfiles y actividades sociales que tuvo que cumplir. "Vivía en una burbuja, creía que todas las personas comían igual que yo, que todos tienen una cama caliente y las mismas comodidades", dice.Además de su despertar social, descubrió que para poder ayudar a las personas primero debía ayudarse a sí misma, alimentando su alma y su espíritu. En esa búsqueda peregrinó por la Iglesia Católica y por varias congregaciones cristianas evangélicas. Practicó yoga y otras técnicas de meditación. Nada la convencía.
"La paz que encontraba era pasajera. Quería algo definitivo", recuerda Tatiana.
Ingreso a iglesias cristianas Hace siete años, buscando la dirección de un centro de formación espiritual en el norte bogotano, arribó a una iglesia cristiana. Dio tres vueltas para encontrar el sitio sugerido, por diferentes trayectos, pero terminaba en el mismo lugar.Entró allí, pese al escepticismo que le generaban esas comunidades, a las que conoció a los 18 años porque su padre es un reconocido pastor cristiano en Valledupar.Ingresó a un curso básico en esa congregación, y empezó a leer la Biblia como se lee cualquier libro, de principio a fin. Desde Génesis hasta Apocalipsis. Asegura que tardó cinco meses. Luego migró a otras dos iglesias cristianas, hasta que conoció a quien es hoy su esposo, líder de la iglesia que juntos dirigen hoy.Tatiana no pensó en convertirse en pastora, pero ahora lo hace porque cree que esa es parte de su misión. Para poder predicar lee y estudia el evangelio, y siempre planea lo que va a decir, como lo hizo con el análisis de la lectura del libro de Efesios.Sin embargo, a veces el discurso cambia su rumbo y resulta hablando de otras cosas. "Es Dios el que habla a través de mí. Siempre le pido que me use como un instrumento", asegura la ex Señorita Colombia y hoy pastora cristiana de su propia iglesia.
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