Ana Sofía Velásquez Peña estaba deprimida y aburrida por la muerte de William Ricardo, en un atraco en el barrio San Francisco en Ciudad Bolívar, y por no poder concebir luego de un tratamiento.
La ilusión de esta mujer, de 30 años y que trabajaba como vigilante en una de las garitas de la Gobernación de Cundinamarca, era ser mamá y con su compañero, José Ardila, un comerciante de Corabastos, habían acordado que se hiciera un tratamiento, pero, llevaba meses sin resultado."Mi mujer estaba muy mal por la muerte del hermano y también su depresión era por no tener hijos", insistió José Ardila y contó que ellos llevaban viviendo juntos seis años y medio.Quizá por eso, en su único día libre, los domingos, Ana le pedía a José que la acompañara a ver la hija de 2 años que dejó William Ricardo.El pasado martes, antes del mediodía, cuando controlaba la entrada de carros al palacio de la pirámide azul, Ana tomó su arma de dotación y se suicidó de un disparo en la cabeza.Llamada premonitoriaAna, que ayudaba a sus padres, a su hermano y a su sobrina, vivía preocupada por su familia, cuenta José."Ella los ayudaba a todos, se preocupaba por ellos, pero vivía deprimida por no tener un hijo. Esta semana había llamado a las 5 de la mañana a una amiga, le dijo que estaba mal y le pidió que me cuidara. Ella le dijo que en qué estaba pensando, la animó y hablaron, luego ella le dijo que la llamaba estaba semana, pero vea lo que pasó", dijo José, y agregó que ni él ni los amigos que le daban consejos lograron ayudarle a superar sus tristezas.
La ilusión de esta mujer, de 30 años y que trabajaba como vigilante en una de las garitas de la Gobernación de Cundinamarca, era ser mamá y con su compañero, José Ardila, un comerciante de Corabastos, habían acordado que se hiciera un tratamiento, pero, llevaba meses sin resultado."Mi mujer estaba muy mal por la muerte del hermano y también su depresión era por no tener hijos", insistió José Ardila y contó que ellos llevaban viviendo juntos seis años y medio.Quizá por eso, en su único día libre, los domingos, Ana le pedía a José que la acompañara a ver la hija de 2 años que dejó William Ricardo.El pasado martes, antes del mediodía, cuando controlaba la entrada de carros al palacio de la pirámide azul, Ana tomó su arma de dotación y se suicidó de un disparo en la cabeza.Llamada premonitoriaAna, que ayudaba a sus padres, a su hermano y a su sobrina, vivía preocupada por su familia, cuenta José."Ella los ayudaba a todos, se preocupaba por ellos, pero vivía deprimida por no tener un hijo. Esta semana había llamado a las 5 de la mañana a una amiga, le dijo que estaba mal y le pidió que me cuidara. Ella le dijo que en qué estaba pensando, la animó y hablaron, luego ella le dijo que la llamaba estaba semana, pero vea lo que pasó", dijo José, y agregó que ni él ni los amigos que le daban consejos lograron ayudarle a superar sus tristezas.
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