Además admite que sí ingresaron dineros de narcos a su campaña, pero sobre la base de que "la Corte Suprema demostró que Fernando Botero la convirtió en un lavadero de pesos sucios por limpios".
"Puedo reconocer, con dolor, que sí ingresaron dineros del narcotráfico a mi campaña y declarar, como lo hice hace diez años como Presidente, que respondo ante el país por estos hechos lamentables", dice.
Yamid Amat: ¿Cuándo se dio usted cuenta de eso?
Ernesto Samper: Con la sinceridad con la que estoy hablando, espero que la gente me crea que la primera noticia que yo tuve de que mi campaña había sido contaminada fue el día que se conocieron los narcocasetes, horas antes de que fuera elegido Presidente de la República. Botero y Medina gestionaron, obtuvieron y metieron los dineros sucios para poderse robar los recursos limpios.
¿Como candidato presidencial nunca sospechó?
Todo el mundo en Colombia sabe que el riesgo de una posible intromisión de dineros del narcotráfico en una campaña política es altamente probable; yo diseñé unos controles que consideré suficientes para prevenirlo y evitarlo, pero infortunadamente fallaron. Me equivoqué, por ejemplo, nombrando a Fernando Botero, que entonces aparecía como una persona intachable.
¿Jamás sospechó que estaban ingresando esos dineros?
Jamás, y no tenía por qué sospecharlo. Botero dice, en sus declaraciones recientes, que todo comenzó cuando terminó la primera vuelta, que entonces nos desesperamos y salimos a venderle el alma al diablo. Pues bien, el martes siguiente al domingo en que gané la primera vuelta hicimos una reunión en la casa de Augusto López, presidente entonces de Bavaria, a la cual asistieron varias personas, incluido Botero; desde allí yo hablé telefónicamente con Julio Mario Santo Domingo.
Le dije que necesitaba algo así como dos mil quinientos millones de pesos y que había pensado recogerlos entre él, Luis Carlos Sarmiento y Carlos Ardila; Santo Domingo, generosamente, me dijo que él conseguiría todo y que dejara lo de Ardila y de Sarmiento como un colchón de garantía por si algo me hacía falta. Dígame usted, ¿qué necesidad tenía yo de salir a pedirle dinero a nadie cuando estaba absolutamente financiada la campaña? El triste final de la historia es que Botero se quedó con el dinero de Santo Domingo en Nueva York y metió a la campaña los dineros sucios de Cali. Eso está probado en los expedientes
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