La vida actual exige pensar como financistas. Es imposible que todavía una pareja crea que con su amor puede hasta vivir debajo de un puente o que los hijos vienen con el pan debajo del brazo.
Investigaciones y análisis de los expertos señalan que la supervivencia de una familia está afincada en sus ingresos económicos, lo cual conduce a una nueva forma de hogar como una pequeña empresa. No como productora o gestora de productos para le venta, sino en su propia estructura, en su propia constitución, donde a diferencia de las empresas tradicionales, el amor entre sus integrantes es el tronco insustituible de todo el ramaje familiar.
Como una pequeña empresa que genera ingresos y egresos, una familia debe obtener utilidades para invertir, de tal manera que el futuro esté despejado de nubarrones.
Entonces los interrogantes naturales surgen: ¿Cómo construir planeación financiera? ¿Cómo salir de la ecuación ingresos igual gastos? ¿Cómo meterle finanzas al hogar?
La cuestión no está en cómo conseguir recursos para saciar una necesidad o calmar un capricho. El núcleo del asunto se encuentra en desarrollar un proceso deliberado por medio del cual las familias conozcan a fondo su situación financiera.
Este proceso parte de un concienzudo análisis de los ingresos y la manera como se están gastando. Luego, buscar la manera de controlar los gastos, con el consiguiente resultado de un excedente, o ahorro, sustento de un futuro de bienestar. Esto se llama planeación financiera en la familia.
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