Fueron encontradas en el cerro Takarkuna, el cual tendría que ser declarado como una zona de reserva en los próximos años para preservar distintas especies exclusivas de animales que allí habitan.
Descubren 10 especies nuevas de ranas en Colombia
"Fue como haber descubierto un pedazo del Arca de Noé en medio de la selva del Darién", así describió un grupo de científicos el hallazgo de 10 nuevas especies de ranas para Colombia, algunas de ellas marcadas con franjas de colores verdes y amarillas casi fluorescentes y otras con la piel transparente, denominadas 'de cristal'.
El hallazgo, divulgado ayer por el Ministerio de Medio Ambiente, reconfortó a la comunidad científica, que considera este descubrimiento como "una luz de esperanza" para este tipo de anfibios, afectados por un hongo denominado Batrachochytrium dendrobatidis (Bd), que está extinguiendo rápidamente a la mayoría de ejemplares. Este hongo es una especie de costra que se les va impregnando en la piel y que les impide hidratarse.
"Una vez más ratificamos que somos potencia por naturaleza y que no solo somos líderes en nuestra región, sino en el mundo entero. Sin duda, este hecho representa un gran avance para la humanidad en materia de ciencia y salud", destacó el ministro de Ambiente, Juan Lozano.
Una de las ranas encontradas, denominada de lluvia, tiene una particularidad adicional que la hace aún más valiosa, y es que se pensaba que era endémica o exclusiva de Centroamérica.
Se calcula que entre el 25 y el 30 por ciento de la vegetación del cerro Takarkuna, que crece por debajo de los 800 metros de altura, ha sido derribada y convertida en pastizales.
Una alternativa para frenar estos atentados, según le informó a EL TIEMPO uno de los científicos que participó en la expedición, sería ampliar el territorio del Parque Nacional Natural de Katyos, vecino a la Serranía del Darién.
"Nosotros no recorrimos sino un pedazo, un poco más de una hectárea, por eso pensamos que podemos tener muchos descubrimientos más", agregó el experto.
La investigación fue adelantada durante tres semanas de noviembre del año pasado por herpetólogos de Conservación Internacional Colombia y ornitólogos de la Fundación Ecotrópico Colombia, con el apoyo de la comunidad Emberá de Eyakera, asentada en las cabeceras del río Tanelita.
Se encontraron tres ranas de cristal (de los géneros Nymphargus, Cochranella y Centrolene), tres ranas venenosas de la familia Dendrobatidae (Colostethus, Ranitomeya e Anomaloglossus), dos ranas arlequines del género Atelopus y dos especies de ranas de lluvia (Pristimantis). (Fotos en galería adjunta)
Los investigadores, que tuvieron que hacer recorridos nocturnos hasta los 1.300 metros, también recolectaron una salamandra (Bolitoglossa taylori), una lagartija (Ptychoglossus myersi) y una serpiente aún no identificada plenamente.
Luego de confirmar la identidad de las especies descubiertas, más adelante se mostrarán a la comunidad científica, ya que algunas de ellas poseen venenos con los que se podrían desarrollar medicamentos para curar algunas enfermedades.
También se buscará que las autoridades ambientales evalúen su estado de conservación o riesgo de extinción, de acuerdo a los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Las ranas son reguladores de las poblaciones de plagas que afectan la agricultura, porque pueden consumir hasta una tonelada de insectos al año. Los anfibios igualmente mantienen a una gran variedad de depredadores que se alimentan de ellos. Por su ciclo de vida, que se lleva a cabo una parte en el agua y otra en la tierra, movilizan nutrientes entre estos dos ecosistemas.
Los investigadores consideran que los anfibios son los guardianes de la salubridad humana, ya que sus pieles lisas y expuestas directamente a los elementos del entorno indican si existen condiciones adecuadas para la vida del hombre, pues "registran" la contaminación con metales pesados, pesticidas, herbicidas y agentes productores de lluvia ácida, entre otros.
Descubren 10 especies nuevas de ranas en Colombia
"Fue como haber descubierto un pedazo del Arca de Noé en medio de la selva del Darién", así describió un grupo de científicos el hallazgo de 10 nuevas especies de ranas para Colombia, algunas de ellas marcadas con franjas de colores verdes y amarillas casi fluorescentes y otras con la piel transparente, denominadas 'de cristal'.
El hallazgo, divulgado ayer por el Ministerio de Medio Ambiente, reconfortó a la comunidad científica, que considera este descubrimiento como "una luz de esperanza" para este tipo de anfibios, afectados por un hongo denominado Batrachochytrium dendrobatidis (Bd), que está extinguiendo rápidamente a la mayoría de ejemplares. Este hongo es una especie de costra que se les va impregnando en la piel y que les impide hidratarse.
"Una vez más ratificamos que somos potencia por naturaleza y que no solo somos líderes en nuestra región, sino en el mundo entero. Sin duda, este hecho representa un gran avance para la humanidad en materia de ciencia y salud", destacó el ministro de Ambiente, Juan Lozano.
Una de las ranas encontradas, denominada de lluvia, tiene una particularidad adicional que la hace aún más valiosa, y es que se pensaba que era endémica o exclusiva de Centroamérica.
Se calcula que entre el 25 y el 30 por ciento de la vegetación del cerro Takarkuna, que crece por debajo de los 800 metros de altura, ha sido derribada y convertida en pastizales.
Una alternativa para frenar estos atentados, según le informó a EL TIEMPO uno de los científicos que participó en la expedición, sería ampliar el territorio del Parque Nacional Natural de Katyos, vecino a la Serranía del Darién.
"Nosotros no recorrimos sino un pedazo, un poco más de una hectárea, por eso pensamos que podemos tener muchos descubrimientos más", agregó el experto.
La investigación fue adelantada durante tres semanas de noviembre del año pasado por herpetólogos de Conservación Internacional Colombia y ornitólogos de la Fundación Ecotrópico Colombia, con el apoyo de la comunidad Emberá de Eyakera, asentada en las cabeceras del río Tanelita.
Se encontraron tres ranas de cristal (de los géneros Nymphargus, Cochranella y Centrolene), tres ranas venenosas de la familia Dendrobatidae (Colostethus, Ranitomeya e Anomaloglossus), dos ranas arlequines del género Atelopus y dos especies de ranas de lluvia (Pristimantis). (Fotos en galería adjunta)
Los investigadores, que tuvieron que hacer recorridos nocturnos hasta los 1.300 metros, también recolectaron una salamandra (Bolitoglossa taylori), una lagartija (Ptychoglossus myersi) y una serpiente aún no identificada plenamente.
Luego de confirmar la identidad de las especies descubiertas, más adelante se mostrarán a la comunidad científica, ya que algunas de ellas poseen venenos con los que se podrían desarrollar medicamentos para curar algunas enfermedades.
También se buscará que las autoridades ambientales evalúen su estado de conservación o riesgo de extinción, de acuerdo a los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Las ranas son reguladores de las poblaciones de plagas que afectan la agricultura, porque pueden consumir hasta una tonelada de insectos al año. Los anfibios igualmente mantienen a una gran variedad de depredadores que se alimentan de ellos. Por su ciclo de vida, que se lleva a cabo una parte en el agua y otra en la tierra, movilizan nutrientes entre estos dos ecosistemas.
Los investigadores consideran que los anfibios son los guardianes de la salubridad humana, ya que sus pieles lisas y expuestas directamente a los elementos del entorno indican si existen condiciones adecuadas para la vida del hombre, pues "registran" la contaminación con metales pesados, pesticidas, herbicidas y agentes productores de lluvia ácida, entre otros.
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